2020 was a very particular year for me... and I don't just mean the pandemic. 

In March of that year, my family and I were transferred from Costa Rica to Houston, Texas. We were very excited! It was a new adventure that would change our lives forever. What I did not imagine was that during the process of adapting to our new life, learning everything related to keeping the house clean, where to buy the type of food we were used to, how to cook food in the optimal way to maintain its properties, and in researching how to provide the best diet and lifestyle for my family to keep us strong and healthy to prevent COVID, I would find my life purpose, my passion.

I started following people on Instagram; then, I would search for more specific videos on YouTube. 

I read every book I could find about the body and how it works. 

I almost studied gastronomy in Austin! 

I wanted to understand more and more how to give our body the best so that it works at its maximum potential... not everything can be bleaching, masks, and supplements. 

How did our ancestors do it? Why were there fewer diseases? Why did they live longer with better quality of health? 

The only constant factor was the food. I had to learn more… I started working with myself to see if conditions I had lived with all my life, like colitis, constipation, and PMS, would be affected in any way if I changed my diet and lifestyle... and it turned out yes. I was increasingly amazed to see that with small changes, I was achieving positive results in my health... 

During those months, I carefully observed simple day-to-day details such as the quantity and quality of the water I drank, the cleaning and personal care products that I used, the type of physical activity that I carried out, and the quality of my rest. 

Why had no one told me the importance of all this? Why hadn't anyone taught me how to maintain my body, mental and emotional health simply by considering my lifestyle? 

At that moment, I realized that I did not want my daughters to grow up without that knowledge... and not only them: my nephews, my brothers, my parents and in-laws, my friends... I wanted to tell everyone that reaching the best condition of health and staying healthy and strong was more than taking vitamins C and D or even a "Lysol shot." 

At that point, I decided to study nutrition formally, and after some very deep research, I came across Functional Nutrition. 

Why Functional? 

Because the Functional approach looks at the person as a whole individual and not just as a diagnosis or health condition. 

Our current health results from our genes, our history of where and how we were born, what kind of childhood we had, how we were fed, what our adult lifestyle has been like, and what we are doing today to support biological development and functions of our body... 

Do we even know how our own body works? It's not just about “healthy foods”! That's why I decided to be a Functional Nutrition Counselor. I want to be able to teach and support as many people as possible on how to achieve their best health with the resources available to them.

You are not your diagnosis. Your life doesn't have to be defined by your symptoms... just because a symptom has always been in your life and most people have it doesn't mean it's normal. 

Allow me to accompany you in the process of knowing how your body works and how to strategically support it so that you have the quality of health that you have always longed for.

El 2020 fue un año muy particular para mí... y no me refiero solo a la pandemia. En marzo de ese año, mi familia y yo fuimos trasladados de Costa Rica a Houston, Texas. ¡Estábamos muy emocionados! Era una nueva aventura que cambiaría nuestras vidas para siempre. Lo que no me imaginaba es que, en el proceso de adaptación a nuestra nueva vida, aprender todo lo relacionado con mantener la casa limpia, dónde comprar el tipo de comida a la que estábamos acostumbrados, cómo cocinar los alimentos de forma óptima para mantener su propiedades y finalmente en busca de la mejor alimentación y estilo de vida, lo que nos permitió "aislamiento“y mantenernos fuertes para no contagiarnos de COVID, encontraría mi propósito de vida, mi pasión.

Empecé siguiendo a personas en Instagram; luego buscaría videos más específicos en YouTube; Leí todos los libros que encontré sobre el cuerpo y cómo funciona.

¡Casi he terminado de estudiar culinaria y gastronomía en Austin!

Quería entender cada vez más cómo poder darle lo mejor a nuestro cuerpo para que funcione de manera óptima... no todo puede ser cloro, mascarillas y suplementos. ¿Cómo hacían nuestros antepasados? ¿Por qué había menos enfermedades? ¿Por qué vivían más tiempo y con mejor calidad de salud?

El único factor constante era la comida. Tuve que aprender más... Empecé a tomarme a mí mismo como un conejillo de indias para ver si las condiciones con las que había vivido toda mi vida, como la colitis, el estreñimiento y el síndrome premenstrual, se verían afectadas de alguna manera si hacía cambios en mi dieta y estilo de vida de vida… y resultó que sí.

Cada vez me sorprendía más ver que con pequeños cambios, estaba logrando resultados positivos en mi salud...

Fueron meses que me hicieron observar con atención simples detalles del día a día como la cantidad y calidad del agua que bebía, los productos de limpieza y aseo personal que utilizaba, el tipo de actividad física que realizaba y la calidad de mi descanso.

¿Por qué nadie me había dicho la importancia de todo esto? ¿Por qué nadie me había enseñado a sustentar mi cuerpo, mi salud mental y emocional desde mi estilo de vida?

En ese momento me di cuenta que no quería que mis hijas crecieran sin ese conocimiento... y no solo ellas: mis sobrinos, mis hermanos, mis suegros y mis suegros, mis amigos... Quería decirles a todos que Alcanzar nuestro estado óptimo de salud y mantenernos fuertes fue más que tomar vitaminas C y D o incluso una inyección de Lysol.

En ese momento decidí estudiar nutrición de manera profesional, y luego de una investigación muy profunda me encontré con la nutrición funcional.

¿Y por qué funcional? Porque el enfoque funcional mira a la persona como un individuo completo y no solo como un diagnóstico o condición de salud.

Nuestra salud actual es el resultado de nuestros genes, nuestra historia de dónde y cómo nacimos, qué tipo de infancia tuvimos, cómo nos alimentaron, cómo ha sido nuestra vida adulta y qué estamos haciendo hoy para apoyar las funciones biológicas. de nuestro cuerpo... ¡No se trata sólo de "comer bien"!

Por eso decidí convertirme en Especialista en Nutrición Funcional. Quiero poder enseñar y apoyar a tantas personas como sea posible sobre cómo lograr su mejor salud con los recursos disponibles para ellos.

No eres un diagnóstico ni tu vida tiene que girar en torno a una condición que por común no quiere decir que sea normal. Permíteme acompañarte en el proceso de conocer cómo funciona tu cuerpo y cómo apoyarlo estratégicamente para que tengas la calidad de salud que siempre has anhelado.